9 de julio de 2017

El juego de las lágrimas



LA CAMPAÑA ELECTORAL, EL BONO A CIEN AÑOS, LA FUSIÓN CLARÍN-TELECOM, LA REPRESIÓN DE LA PROTESTA, LA CORRUPCIÓN INTERMINABLE, LA SALADA… 

Parece que la política se ha convertido en un juego. Los diarios anuncian que tal político/a jugará con tal otro o en tal elección. Leyendo los diarios y los portales es posible seguir el desarrollo de la lúdica política. Por ejemplo: “Mauricio Macri jugará fuerte en Córdoba: decidió que el PRO encabece la lista en octubre”; "Compromiso Peronista jugará las PASO: no baja la lista"; “Juega Scioli, ¿jugará Cristina?”; “Cambiemos ya da por seguro que Cristina Kirchner jugará en la campaña”. Ya era conocido que los políticos no se toman muy en serio su trabajo, pero hasta ahora no lo habían admitido explícitamente. A continuación se describen algunos de los juegos más entretenidos, en algunos de los cuales también participan empresarios y policías. 

Por Marcelo R. Pereyra 

LAS ESCONDIDAS
A las escondidas se juega así: cuando se está por cumplir el plazo para presentar listas para las elecciones, por ejemplo las inexplicables PASO, todos los políticos juegan a esconderse y ver con qué compañeros pueden esconderse juntos. Entonces empieza un “vos con éste, yo con aquél”. A la hora de formar listas de escondidos/as todo vale: se pueden convocar familiares, amigos, funcionarios que no renunciarán a su puesto si son elegidos, ex funcionarios que están imputados o procesados en causas judiciales y cualquier otro que se arrime, no importa si está capacitado o no para la función pública, lo que importa es que sepa jugar el juego. Es muy divertido ver cómo van cambiando con los años las listas de los escondidos, sobre todo cuando uno que ayer estaba en una lista hoy está en otra distinta, que es adversaria de la anterior. Hay algunos/as que les gusta jugar con el misterio y no salen de su escondite y hasta último momento se guardan si van a jugar o no (“Para desvelo de sus seguidores -sobre todo los políticos que la acompañan-, Cristina Kirchner mantiene el misterio respecto de si será o no candidata. Recién el sábado se develará”). ¿Piensan que con esa estrategia tienen más posibilidades de ganar el juego o es sólo una retorcida manera de participar en él? 

PARECIDOS Y DIFERENTES
Durante una campaña electoral una vez que termina el juego de las escondidas se puede jugar al “parecidos y diferentes”. Este juego lo practican fundamentalmente los políticos que no están en los extremos, que no son ni chicha ni limonada. Son los que se fueron de alguna pandilla y formaron una pandilla propia, que sería parecida a la primera, pero al mismo tiempo diferente. A las pandillas también se les llama “espacios políticos”, que vienen a ser los partidos políticos de antes. Estos partidos políticos ya no sirven para jugar: eran muy aburridos, muy serios, porque defendían ideas antes que imágenes de políticos y porque discutían en serio en vez de chicanear.  Para jugar al parecidos y diferentes los políticos del medio tienen que decir todo el tiempo qué tienen de diferentes de la pandilla en la que estaban antes –todo lo malo- y qué tienen de parecido –todo lo bueno- (“Randazzo se diferenció de Massa y Cristina Kirchner”). Hay políticos/as que juegan tanto a esto que al pasar muchas veces de pandilla en pandilla terminan mareándose y no saben en definitiva en cuál están: “La famosa concejal  (N de la R: Marcela "La Tigresa" Acuña)que fue kirchnerista, massista, volvió al FpV, luego se acercó al macrismo, ahora jugaría con Randazzo”. A algunos  les pasa esto después de las elecciones: los llaman panqueques o  borocotós. También se puede jugar a ser distinto que el rival, pero usando sus tácticas: “Periodista: ‘Se lo nota preocupado, pero ¿siente cierto orgullo porque Cristina Fernández, su principal opositora, al final use sus conceptos?’/ Jaime Durán Barba:Bueno… Siempre nos trataban de tarados, que no sabíamos de política, y ahora nos copian. Se ve que tan mal no lo hacemos’”. 

DON PIRULERO 
Un juego que los políticos de izquierda juegan a la perfección, pues como dice la melodía infantil “cada uno atiende su juego”. Esto significa que nunca les interesa jugar con otros que piensan igual o parecido (“El FIT, más quebrado: el PTS rechaza una fórmula ‘Del Caño senador -Pitrola diputado’. Es la alternativa propuesta por la tercera fuerza del frente, Izquierda Socialista para lograr unidad. Recrudecen las diferencias con el PO”). Así entonces, cada pandilla de estos políticos es muy chiquita y cuando vienen las elecciones sacan muy pocos votos. Pese a eso, siempre juegan a lo mismo. Se conoce que les gusta. 

LA CASITA ROBADA 
Este es el juego preferido de algunos grandes empresarios a quienes les gusta robarse casitas, pero también empresas y, de ser posible, mercados y por qué no países enteros (“Nace un gigante de las telcos tras la fusión de Cablevisión y Telecom. Tv por cable, internet, telefonía móvil y telefonía fija serán los servicios que agrupará el nuevo gigante del mercado”). Esto ocurre porque cuando estos empresarios se ponen a jugar les agarra como una ansiedad y no pueden parar de robar cosas. Claro que los compañeros, o partícipes, necesarios para este juego son los funcionarios que o se hacen los distraídos o les dan todas las facilidades para jugar  (“Insólito argumento: Aguad dijo que la fusión Cablevisión-Telecom ‘es una buena noticia’. En una entrevista con el canal web de La Nación, el ministro de Comunicaciones adelantó que habilitarán al Grupo Clarín para que potencie su posición monopólica”). Eso sí, las reglas del juego indican que los empresarios deberán devolverles el favor a los funcionarios (“Cristina Kirchner, más complicada en la causa por los alquileres a Lázaro Báez y Cristóbal López. Además de por ‘falsificación de documentos’ y ‘enriquecimiento ilícito’, la investigarán por ‘negociaciones incompatibles con la función pública’. Una pericia la dejó comprometida”). 

VIGILANTES Y LADRONES 
Juego predilecto de policías y gendarmes y de los delincuentes. Como estos últimos casi siempre lo ganan, los primeros se aburren y se ponen a buscar chorros por todos lados. Por ejemplo, juegan a parar colectivos y hacer bajar a sus ocupantes para identificarlos. Un juego que les gustaba mucho a los militares cuando ellos estaban en el gobierno. Eso sí, la regla principal de este juego es no molestar a las personas que viven en los barrios lindos. Para jugarlo hay que ir donde viven los negros (“La Comisión Provincial Por la Memoria advirtió que anoche agentes de la policía bonaerense detuvieron colectivos interurbanos en Quilmes y obligaron a todos sus pasajeros a descender. La misma práctica viene sucediendo en La Plata, Berisso, Ensenada y Esteban Echeverría”). Si esto no resulta también se puede jugar a reprimir manifestantes. En este caso, policías y gendarmes se disfrazan con botas, cascos y escudos y, como en el carnaval, juegan al agua con los que protestan. Otros prefieren acciones más contundentes y les tiran gases y/o balas de goma. El asunto consiste en asustarlos para que los protestones se vayan de la calle que están cortando. De esa forma, el gobierno les puede decir a todos que pueden circular sin problemas, porque si hay algo a lo que a nadie le gusta jugar es al caos en el tránsito, un juego que pone muy nerviosos a todos, sobre todo a taxistas y periodistas de televisión (“Rodríguez Larreta justificó represión en 9 de Julio: ‘Se actuó con mucho profesionalismo’. Ayer la Policía de la Ciudad de Buenos Aires desalojó brutalmente a manifestantes de diversas organizaciones de desocupados y cooperativistas”). 

HACERSE EL BOLUDO 
Divertidísimo juego para el cual los políticos poseen mucha habilidad y experiencia. Tiene diversas variantes. Cuando los políticos son funcionarios una de ellas  es hacer como que no tienen la culpa de nada: “Martín Insaurralde: ‘La Salada no tiene nada de kirchnerista’. El intendente de Lomas de Zamora expresó hoy su ‘satisfacción’ por el avance de la Justicia para desbaratar las ‘mafias’, pero pidió no ‘mezclar la política’ en este tema”. O también se juega a confundir o a engañar a todos: “Federico Pinedo: ‘El bono a cien años es algo simbólico’. El presidente provisional del Senado dijo que el Gobierno buscó ‘abrir una curva de largo plazo en su deuda que demuestre que hay confianza en el país a largo plazo’". Cuando a los políticos los acusa la justicia, el hacerse pasar por un santo varón es otra de las variantes: “De Vido le contestó a Carrió: ‘Yo no tengo ni busco protección de nadie’. Mediante su cuenta personal de Twitter, el ex ministro de Planificación aseguró que ‘nunca’ podrán imputarle ‘con seriedad’ nada que lo vincule con un ‘soborno’". 

El JUEGO DE LAS LÁGRIMAS 
Es el que jugamos todos los demás. 

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