6 de junio de 2017

Embora



LA ESTRATEGIA DE LA DERECHA BRASILEÑA DESCARTA A TEMER 

El gobierno de facto encabezado por Michel Temer enfrenta una situación de descrédito terminal. El congreso del PT fortalece la figura de Lula y plantea 10 documentos casi de refundación nacional. Cómo los títeres de la derecha se deshilachan intentando la continuidad conservadora de los grupos concentrados de poder en Brasil.  

Por Marcelo J. Levy 

Miles de brasileños volvieron a las calles, en  Sao Paulo y Rio de Janeiro, para decir "Fuera Temer" y exigir unas elecciones directas (direitas já!). Ante los actos de corrupción y sus impopulares reformas, reclaman por la renuncia del presidente de facto.

Michel Temer, quien se ha negado a renunciar, ha sido víctima de múltiples manifestaciones de calle en su contra. "Fuera Temer" fue el grito que se escucha en cada intervalo de la presentación de las bandas de carnaval y populares artistas. Una encuesta realizada por el Instituto de Investigación de Paraná, en Brasil, muestra que al menos el 90,6 por ciento de los brasileños quiere que se realicen elecciones directas, lo que se traduce en la salida de Michel Temer del Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo de ese país. Aunque no están contempladas en la Constitución, los manifestantes pidieron elecciones directas para que "el pueblo pueda decidir quién va a gobernar". El Partido de los Trabajadores (PT), principal grupo de oposición, lidera la propuesta legal para reformar la Carta Magna y permitir que, en caso de una renuncia de Temer, haya elecciones directas en Brasil.

Temer está investigado por la Corte Suprema, bajo la presunción de que pueda haber incurrido en los delitos de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y asociación ilícita. Esas sospechas se desprenden de confesiones hechas a la justicia por directivos del grupo cárnico JBS, que han afirmado que sobornan al mandatario a cambio de "maniobras políticas" para favorecer a esa empresa desde 2010. No hay ya dudas que Michel Temer fue el ejecutor del golpe contra Dilma Rousseff. Asumió el 31 de agosto del 2016 sin necesidad tampoco de acudir a las urnas para implementar un conjunto de privatizaciones y recortes en tiempo récord. La más significativa fue quizás la tristemente célebre PEC 241, aquella enmienda que le pone “techo” al gasto público por 20 años. Un brutal ajuste con impacto directo en los más vulnerables. Así intenta Temer y sus corruptos adláteres a gran velocidad asentar las bases del nuevo modelo económico y social. Todo esto, le llevó a tener una popularidad por debajo del 10%. La ofensiva de la derecha no tiene miramientos y a su vez tiene una estrategia muy clara. Por ello, ahora le toca sacrificar a Temer porque ya no sirve.

El emporio O Globo, verdadero actor ordenador del Brasil, le hace la jugada para sacarlo rápidamente del tablero. La derecha necesita orden y estabilidad en Brasil, y por ello, se necesita un nuevo presidente, “limpio” y  con mayor respaldo popular. Temer hizo el trabajo sucio y ahora toca limpiarle la cara al golpe. Aparecen ya los candidatos del establishment. Primero está Joan Doria, ganador de las elecciones el pasado octubre para ser Prefecto de Sao Pablo con un alto caudal de votos. Se presenta como representante de la “nueva política” teniendo algunos cargos públicos menores. Este supuesto outsider de la política, publicista, empresario televisivo y presentador de programas, parece que es el elegido por los mercados para dirigir a Brasil hacia el abismo. Seguramente no aceptará ser interino y querrá acudir a la batalla electoral. La otra persona elegida por la derecha es Cármen Lúcia Antunes, representante del aparato judicial, presidenta de la Corte Suprema, a quién le tocaría asumir mientras que se convoquen elecciones. Quizás, sea también la próxima candidata para cuando se abran las urnas. 

Así se disfrazan los golpes del Siglo XXI en Latinoamérica. Temer desaparecerá de la escena política y quedará en el olvido como Micheletti en Honduras y Franco en Paraguay. Son los fusibles que mantienen el statu quo. Este es el rol que tienen los operadores transitorios para poner fin al régimen democrático y abrir otro que debe aparentarlo. La nueva época golpista tiene sus propios manuales con su modus operandi. Temer ya cumplió su trabajo. Que pase el siguiente. Será cuestión de los pueblos de torcer este destino que para algunos es inevitable. Brasil marca la agenda regional, sus decisiones implican cambios en todos los países vecinos. De ahí la vital importancia y la responsabilidad de todos los actores de marcar el rumbo que desde hace unos años pareció torcerse. Está, entonces, también en nosotros. 

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