5 de septiembre de 2014

“La hoja de coca está destinada a ser bandera de rebelión andina pacífica y pacificadora”

ENTREVISTA AL INVESTIGADOR PERUANO BALDOMERO CÁCERES

Investigador, historiador y psicólogo social peruano, Baldomero Cáceres es sin dudas uno de los más importantes especialistas en cuanto al estudio de la hoja de coca y su historia de estigmatizaciones, persecuciones y prohibiciones. En este diálogo pasamos por el mito del Inkarrí -reencarnado en plantas como la coca, la quinoa y la maca-, la conspiración psiquiátrica contra la coca y la cocaína, la narcocooltura con El Padrino, Caracortada y Pablo Escobar, la “insana” guerra a las drogas, y la Mama Coca como bandera regional de rebelión: “pacífica y pacificadora”, además de alimento y medicina. 

Por Xuan Pablo Gonzalez

¿Qué tan inserta está la hoja de coca en tu dieta cotidiana? ¿Coqueás y tomás infusiones regularmente? ¿Comés panes, jugos, licores y otros productos hechos en base a harina de coca? 

En 1977 me inicié simultáneamente en su uso y su defensa. Desde entonces no he dejado de acullicar-pijchar diariamente, habitualmente tres veces al día. A falta de hojas he tomado tres bolsitas filtrantes de coca que con un poco de bicarbonato tiene un marcado efecto. Se les apretuja en la boca entre los dientes y mejilla para que suelten el extracto. Creo que el futuro estará en una pastilla de coca que se disuelva lentamente en la boca, simulando al coquero andino. Otras formas en distintas presentaciones completarían la oferta. 

Según las investigaciones de Richard E. Schultes y Albert Hoffman, nuestro continente (especialmente la parte más “latinoamericana”) es, lejos, la región más rica en el mundo en cuanto a “Las Plantas de los Dioses”, medicinales y visionarias. A la vez somos la región más rica en recursos naturales, y la región más desequilibrada económicamente, es decir más dispar entre ricos y pobres. ¿Creés que se trata de algún tipo de castigo del estado policial imperial gringo, o que hay alguna conspiración también para impedir que despertemos las mejores fuerzas de nuestra naturaleza y de la Pachamama, en nuestra región? ¿Algo de lo que hablaron las tradiciones legendarias más antiguas de tu tierra, en la voz de sus grandes poetas, como (José María) Arguedas, (Manuel) Scorza y (César) Calvo, sobre el despertar del Inkarrí, por ejemplo? 

Evidentemente la riqueza de nuestra flora, bien conocida por las tradiciones de los pueblos originarios ha aportado irremplazables recursos medicinales, como la quinina del arbusto de quina que figura en nuestro escudo. En cuanto farmacia natural compite favorablemente con la industria farmacéutica y sus simulaciones sintéticas (cocaína vs. procaína, por ejemplo) Inevitablemente se viene imponiendo la farmacia natural en el mundo entero. Corresponde a un cambio del espíritu de la época. El Incarri, en tal sentido, se viene dando en nuestro medio. Pues los  alimentos andinos, como la quinua y la maca, se estiman hoy y consumen, superando el prejuicio etnocéntrico que en la sociedad criolla les consideraban “cosa de indios”.  El creciente consumo de coca en nuestras ciudades lo demuestra igualmente. 

Por un lado decís que hay una conspiración psiquiátrica no sólo contra la hoja de coca, sino también contra la cocaína. ¿Como ves la estigmatización drogo-racista de nuestros pueblos del Sur, por parte de la megaindustria del entretenimiento yanqui del Norte, a través del narcocine de Hollywood? 

La cocaína fue originalmente estigmatizada por el neurosiquiatra Erlenmeyer en 1885, a raíz del escándalo que provocara Sigmund Freud con una indebida recomendación de la misma en inyecciones a un reputado médico de Viena. Se le caracterizó como “el tercer flagelo” después del alcohol y la morfina. La posterior satanización fue el resultado de tal condena. No creo que el aporte de Hollywood fuera decisivo en su imagen pública. 

Ya que ves conspiraciones en torno a la coca y la cocaína, y otras plantas y drogas perseguidas, que suelen (o pueden) ser (re)generadoras de salud, en una especie de manipulación psicofísica, ¿qué te parecen el resto de teorías conspiranoicas, sobre manipulación climática (tipo el HAARP, del que hay bases en tu tierra: Quijamarca, y acá en las Islas Malvinas), manipulación visual-mental (televisión y otras pantallas y carteles), manipulación por la vigilancia y el control (panópticos, cámaras de seguridad, drones), manipulación alimenticia y genética (desde transgénicos y agrotóxicos a la Coca-Cola y la clonación), manipulación por el agua (desde el flúor al plomo, etc.), entre otras? 

Es verdad que los intereses económicos dominan en variedad de formas y que los Estados, por su lado, les secundan. Providencialmente las posibilidades que brinda Internet, permiten la libre circulación de informaciones y pensamiento crítico que disminuye la dependencia de las redes del Poder. De ahí que es imperioso recurrir a  la red mundial donde muchas conspiraciones aparecen desveladas. 

Tu frase “la psiquiatría es el sacerdocio de la era racionalista” es una síntesis cabal. Y sabemos que simpatizás con la antipsiquiatría y con Thomas Szasz. Como peruano y psicólogo, ¿creés que las mejores terapias puedan ser vegetalistas, y a través de plantas como la coca y la ayawaska, entre otras? Y ¿qué opinión te merecen los trabajos de médicos como Jacques Mabit y Rosa Giove en tu tierra, por Tarapoto, donde “rehabilitan” jóvenes “adictos” al bazuco, con la ayuda purgatoria-visionaria del ayawaska y otras plantas maestras, y de los chamanes de la selva? 

Naturalmente que las plantas pueden solucionar muchos de los problemas considerados “enfermedades mentales”, mejor que el “diagnóstico” y los fármacos de moda, no libres éstos de efectos secundarios negativos y acumulativos imprevisibles. La coca es un excelente antidepresivo y la marihuana tranquilizante, aparte de otras virtudes particulares.  La propia nutrición tiene efecto en los “trastornos mentales”. Efectivamente creo que se debe recurrir a las plantas, nutritivas y medicinales, para atender a las necesidades del sistema nervioso. Habría que volver a la concepción de los “alimentos nerviosos”  tal como les mencionaba Paolo Mantegazza (1859) en su elogio de la coca que dio a conocer en Europa. Si los opiáceos volvieran a estar disponibles, con ellos se podría atender a los usuarios de morfina o heroína; la coca integral para los usuarios de pasta básica de cocaína (bazuco) e incluso de cocaína. 

Creés que Sigmund Freud es en parte responsable de la persecución y la neodemonización psiquiátrica a la hoja de coca, ¿no? ¿Pensás que pueda haber algo poco casual ahí? Digamos: Freud era masón, y es el icono del Instituto Tavistock (según Daniel Estulin: un centro de manipulación psicológica desde Inglaterra-EEUU para el mundo), que influyó en la aparición del rap, y que coincidió con que la CIA utilizó el crack para eliminar, encarcelar y controlar a la población afronorteamericana en los 80 y 90 (como dijeron Webb, Camacho, Chomsky). Otros hablan de la Conspiración de Acuario y el uso del LSD y el rock en los 60 y los 70, también para controlar a la juventud contestaria-y-jipi. Acá en una película argentina reciente: “Paco” del 2010, se habla de que el bazuco o el paco, está siendo utilizado con el fin de eliminar jóvenes pobres indeseables. ¿Cuál es tu opinión sobre esto? 

Conjeturas existen por cientos. No les presto mayor atención. Me atengo a la secuencia de los sucesos y sus posibles efectos económicos, políticos y sociales. Así: Materialismo-Psiquiatría-Prohibición-Corrupción-Violencia, etapa, esta última, que Colombia, México y Perú sufren. Para revertir el proceso hace falta ir al origen psiquiátrico  y desmontar la prohibición. 

¿Cómo se encuentra actualmente el Perú, en cuanto a tu idea de levantar la hoja de coca como bandera regional?* Sabemos que muchas veces los gobiernos no ayudan o traicionan, pero ahí está Bolivia mostrando que se puede hacer algo diferente. ¿Pensás que le falta mucho al Perú para que dé los pasos que está dando Bolivia, en cuanto a la revalorización y la neoindustrialización de la hoja de coca?    

Nuestro medio, debido al imperio de las comunicaciones (diarios, radio y TV) es muy convencional respecto al tema de las “drogas”. Bajo excusa de la salud pública se sigue erradicando lo que podría ser alimento y medicina de la población, de no pesar el estigma psiquiátrico de “drogadicción” para referirse al hábito milenario del coqueo andino. Por ello permanece devaluada en el D.L 22095, dictado por el Gobierno militar en 1978, pese a la inmediata respuesta académica (América Indígena 4, 1978). formalmente no se le tomó en cuenta hasta 1991, cuando la Empresa Nacional de la Coca (ENACO S.A) asumió la revalorización. Fue un período breve (1991-1995) que logró una declaración binacional (Sánchez de Losada-Fujimori. 1994). Proponiendo el retiro de la coca de la Lista 1 de sustancias controladas por las Convención Única de 1961. Al desactivarse la campaña de ENACO S.A se abandonó formalmente su defensa la  que sin embargo fue atendida informalmente. Gracias a la introducción en el mercado informal de la harina de coca surgió una amplia demanda,  no   estimada  hasta ahora, beneficiando a sectores sociales antes distantes del recurso andino. Cabe resaltar, que aún en los momentos de desprestigio público. La infusión de coca no dejó nunca de auxiliar a los visitantes en Cuzco, por su efecto para controlar la hipoxia, tal como se sigue acostumbrando hacer. Recogida la revalorización por Evo Morales, al inicio de los años 90, fue por él llevada a la arena política. Al iniciar su Presidencia en el 2005, ha sido base de su política exterior hasta hoy, sin confrontar el fallo del Comité de Expertos en Farmacodependencia (OMS), el que  mantiene el fundamento psiquiátrico, sin querer actualizar su información después de 1952, sobre el contenido del Informe de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca (Lake Success, 1950), informe tramposo que enganchó a nuestras repúblicas  en la política de erradicación propuesta. Es verdad que la denuncia del sacerdocio inquisitorial psiquiátrico consagrado por la OMS  iría más allá de la coca. Es sin embargo la salida a la insana guerra “contra las drogas”. El reclamo debiera ser en nombre de la Mama Coca, no “droga tóxica” sino alimento y medicina. Las crónicas e investigaciones históricas dicen que a la llegada de los europeos en el siglo XV, la hoja de coca era consumida por infinidad de pueblos originarios en prácticamente toda lo que es hoy Latinoamérica; y en la región andina, los cultivos abarcan todavía desde Argentina y Chile hasta Panamá, Brasil, Guyana, Venezuela y Ecuador, además de Perú, Bolivia y Colombia, los tres grandes productores (Sandra Krawczyk y otros). Por otro lado el narconegocio y tráfico ilegal de la cocaína en el siglo XX, sobre todo durante el Plan Cóndor y con el apoyo de la CIA y la DEA, la Logia masónica P2, y las dictaduras militares locales, terminó involucrando a toda Latinoamérica (incluso Uruguay, Paraguay, Centroamérica y México), que provee al imperio de EEUU: el mayor consumidor de cocaína en el mundo, con casi la mitad de la producción anual, seguidos en segundo lugar por el subimperio del Brasil (casi un cuarto de la producción), y después vienen los países europeos como Inglaterra y España (Blixen, Jelsma, Rivera Cusicanqui, Galeano, García Márquez y otros). En definitiva, la hoja de  coca es regionalmente latinoamericana, y gracias a la ONU que responde a los intereses de EEUU (Chomsky) está prohibida en casi toda la región, y en el mundo, y sin embargo, en todo ese mismo mundo la ONU permite se puedan conseguir productos derivados de la hoja de coca: desde la coca-cola (legal) a la cocaína (legal –uso médico- o  ilegal –uso recreativo-), en un claro monopolio imperial neocolonial. (nota del entrevistador) 

Hablás claramente de “la cruzada norteamericana que mantiene su vigencia regional, y que ha logrado sumar a nuestras instituciones, incluyendo las académicas”. En un imperialismo no sólo económico sino también cultural, de la ONU y el FMI a la OMS y que incluye la persecución a plantas tradicionales y culturales como la coca ¿no? Hace unos años hablabas en una entrevista sobre el vínculo creciente de las bases militares gringas en Latinoamérica, con el tema de las drogas. Y en los últimos tiempos la cosa de agudizó: ¿Cómo es actualmente tu visión sobre esta narcoguerra mundial?
 
La hoja de coca está destinada a ser bandera de rebelión andina pacífica y pacificadora. La posta en la arena internacional la está llevando Evo. Lamentablemente los políticos no parecen entender otras razones que las dadas por el sistema, desde el lenguaje mismo que utilizan, acatando las reglas del Imperio. 

¿Qué pensás de la compleja figura de Pablo Escobar, y de la manipulación televisiva que hay sobre su figura para generar un clima-narco-cooltural (al menos eso pasa acá en la Argentina), y su enfrentamiento antiimperialista con la intervención norteamericana en la región? 

La industria del entretenimiento da para todo: desde El padrino pasando por Caracortada, hasta Escobar. No le doy mayores vueltas al tema, cuya importancia es relativa. 

Decís que “la coca está entre los cultivos más preciados de la tierra”. Y a la vez recordás la “importancia decisoria de la coca  en los movimientos insurreccionales” indígenas del siglo XVIII. Y actualmente sos uno de los más importantes referentes intelectuales latinoamericanos en cuanto al estudio de la historia y el uso de la hoja de coca. De hecho en el libro colectivo “Hablan los diablos, Amazonía, Coca y Narcotráfico en el Perú”, aparecés como el Diablo número 1: todo lo cual te perfila como una suerte de leyenda coquera-sudaca viva. ¿Tenés alguna otra cosita que quieras agregar acá? ¿Algo más para transmitir a las nuevas generaciones lococales? 

Recoger y difundir información es la mejor manera de combatir la prohibición. Por mi parte contribuyo con la web Cocachasqui que mantengo en el portal de la Universidad Nacional Agraria La Molina y con historiadelacoca.com con material que se encuentra también en YouTube. Bajo el título Historia de la coca. La información, en efecto, es clave. Si alguno de los países andinos asumiera públicamente la información puesta al día otro sería el panorama de la opinión pública mundial dominada hasta hoy por las convenciones sobre el tema de las “drogas”. 

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