6 de agosto de 2014

La única verdad es la realidad



FONDOS BUITRE, DEFAULT Y DESPUÉS 

La frustrada negociación con los tenedores de bonos de la deuda externa que no entraron en los canjes de 2005 y 2010, también conocidos como fondos buitre –o más paquetamente como hold outs-, es un ejemplo de la peculiar habilidad que tiene el gobierno de Cristina Fernández de transformar contratiempos en –supuestos- triunfos. En efecto, pese a que no se llegó a un acuerdo y a que las consecuencias de ello podrían agravar la actual crisis económica, parece ser que una parte importante de la sociedad está de acuerdo con el desempeño que tuvo la administración K en todo el proceso de la negociación. Por lo menos así lo estarían indicando dos encuestas que están circulando por estos días. 

Por Marcelo R. Pereyra 

CERRANDO FILAS 

Más allá de las limitaciones técnicas que podrían tener las encuestas que señalan un acuerdo con el kirchnerismo por cómo ha llevado adelante las negociaciones con los inversores especulativos y un aumento de la imagen positiva de la Presidenta, y prescindiendo de la intencionalidad política de una de ellas –la realizada por una empresa encuestadora afín con el gobierno- sus resultados son verosímiles. Con algunas salvedades y advertencias, la oposición política y mediática ha expresado la misma conformidad. Este llamativo cerrar filas de tirios y troyanos detrás de la Presidenta tiene varias explicaciones que pueden agruparse en dos grandes grupos. Uno de ellos tiene que ver con lo fáctico, es decir, con los factores condicionantes internos y externos que marcaron la negociación; el otro, remite al discurso argumental utilizado por el gobierno para explicar su postura y para caracterizar a los actores las conversaciones en New York. 

LOS CONDICIONANTES: EL NUDO DE GORDIAS 

Con respecto a los condicionantes, el escenario creado por la sentencia del juez Thomas Griesa fue complejo y confuso. A tal punto que nadie –dentro y fuera del gobierno- sabía muy bien qué hacer, cuál era la mejor salida para el país: si pagar o no pagar; si pagar ahora o el año que viene…etc., etc. En suma, una suerte de nudo gordiano que ninguno se daba maña para desatar. Algunos maledicentes de la oposición quisieron echarle la culpa al gobierno por carecer de previsión: “No tenían un ‘plan B’”, dijeron, señalando con esto que la sentencia era conocida desde hace dos años y que mientras se tramitaba su apelación se podrían haber pensado otras alternativas. Sin embargo, estas críticas tuvieron poco vuelo y el gobierno salió bien parado alegando que no era el responsable de una deuda que se contrajo durante la última dictadura militar, y que tampoco tenía la culpa de que se hubiera admitido la jurisdicción extranjera para dirimir controversias y de que los buitre fueran intransigentes y codiciosos. En síntesis, la sensación predominante fue que ante una situación tan condicionada poco era lo que se podía hacer. 

PATRIA O BUITRES 

Más éxito logro la Presidenta para salir bien parada del conflicto con los especuladores apelando a una estrategia discursiva, que no es nueva pero sí eficiente, que transformó las idas y vueltas de las negociaciones en un relato de connotaciones agonísticas. Ello implicó construir una narración épica con el gobierno –el bueno del cuento- peleando a brazo partido con los malos y poderosos: los hold outs y el juez Griesa. La mayoría de las imprecaciones cayeron sobre el anciano magistrado, estigmatizado hasta por los caricaturistas de medios oficialistas que lo dibujaron viejo y encorvado. De los fondos buitre la Presidenta dijo, entre otras linduras, que son “misiles financieros que nos cuestan vidas”, aludiendo a los bombardeos israelíes a la franja de Gaza. En la volteada también cayeron los políticos –Mauricio Macri, por ejemplo-, economistas y medios opositores que desde un principio dijeron que había que pagar sí o sí. El último día de las negociaciones Cristina Fernández cerró el primer tramo del relato –el último día de las negociaciones- con un happy end al estilo Hollywood, cuando afirmó que “el mundo sigue andando y la vida sigue como sucede hace años, y también Argentina, lo que no deja de ser una buena noticia”.

En ese relato se apeló reiteradamente al patrioterismo más ramplón, como ya había sucedido con el embargo de la fragata Libertad, aludiendo a una siniestra conspiración extranjera que quería hundir al país. Es un recurso que nunca falla: éste y muchos gobiernos en todo el mundo lo han utilizado  con notable suceso ante situaciones difíciles. Parece que esa cosa tan inasible, tan difícil de aprehender y de definir, llamada “patria” nos mueve un malón de sentimientos que nos explotan en el corazón y nos nublan la cabeza. Funciona para la política, para el deporte y para otros fines. Los símbolos de la “patria”, o de lo que imaginamos que la patria es, nos identifican y nos hermanan. Ni qué decir cuando la “patria” está en peligro –supuesto o real-. Recuérdese, entre tantos ejemplos, cuando la dictadura militar 1976-1983 armó irresponsablemente la parodia de la “recuperación” de las Malvinas como recurso desesperado para sobrevivir. ¿Qué argentino podría haberse opuesto a semejante “gesta”? Todos salieron a festejar, incluso los que la policía había gaseado y apaleado tres días antes en la manifestación de la CGT en la Plaza de Mayo.

Como sea, el relato que armaron la Presidenta y sus funcionarios fue útil para sobrellevar la fallida negociación, y hasta sirvió para instalar como posible candidato presidencial al ministro Axel Kicillof, que salió de su oscuro sitial de técnico para convertirse en el héroe de la epopeya kirchneriana. 

LAS CINCO VERDADES DE LA MILANESA 

-     Es cierto que la jurisdicción extranjera para resolver conflictos por el pago de la deuda externa no fue idea de este gobierno, pero sí es cierto que la Presidenta admitió esa jurisdicción en el oscuro acuerdo que firmó con la petrolera Chevrón para explotar el yacimiento de Vaca Muerta. Y en los convenios firmados recientemente con China se estableció la jurisdicción inglesa para resolver eventuales desavenencias. 

-     El gobierno de Cristina Kirchner es un pagador serial. La Presidenta admitió en la última reunión del Mercosur haber pagado ciento noventa mil millones de dólares desde 2003 a la fecha. 

-     El kirchnerismo siempre pagó sin chistar. Nunca impulsó una auditoría de la deuda. Justo es decirlo, tampoco la impulsó la oposición. Todos creen que hay que pagar, sólo discuten cuándo y cuánto. 

-     No es cierto que haya una conspiración internacional liderada por el juez Griesa. Este magistrado, por empezar, emitió una sentencia –sumamente controversial- que fue ratificada de manera directa por el Tribunal de Apelaciones de New York, y de manera indirecta por la Corte Suprema de los EEUU. Por otro lado, los organismos financieros internacionales no quieren a la Argentina con los pies fuera del plato, es decir, en default. No les conviene. Quieren que el país pague, aunque sea mal, pero que pague. 

-     No es cierto que con la negociación cerrada sin acuerdo, y con el consiguiente default, o como se quiera llamar al no cumplimiento de la sentencia, la vida sigue igual. Si no vienen dólares de afuera, habrá más inflación, más desempleo y más recesión.

La única verdad es la realidad, decía el General.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

cristina fernadez bencio al kapitalismo y echo a las corporaciones,con la campora!no mientan y dejen de meter miedo a la poblacion paracen lagestapo y los milicos con bidela!doy pablo rodriguez y banco a cristina gorillas!!!!!!!!! rodrigueztango74@gmail.com