9 de julio de 2012

Crónica de un Golpe anunciado

LA OLIGARQUÍA TERRATENIENTE, ESTADOS UNIDOS Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARAGUAYOS, EJECUTARON EL GOLPE DE ESTADO A FERNANDO LUGO

Con la complicidad del imperialismo norteamericano, que posee serios intereses en la región, sumado a los agronegocios, que no entienden más que de rentabilidad, y la precariedad de la democracia paraguaya, el destino de Fernando Lugo estaba sellado.

Por Marcelo J. Levy

El golpe de Estado consumado por la derecha oligárquica del Paraguay contra el presidente Fernando Lugo dejó las mismas huellas que el derrocamiento en 2009 del presidente Manuel Zelaya en Honduras. Por un lado, los sectores terratenientes que gobernaron a través de dictaduras militares por gran parte del siglo XX. Por el otro, la injerencia de Estados Unidos que, de la mano de una insulsa (¿o era Insulza?) OEA, dio el visto bueno para que los militares de cabotaje respaldaran las acciones golpistas. Incluso, la trama norteamericana fue realizada en alianza con los partidos liberales tradicionales de ambos países. Una coincidencia que refleja la frágil constitución política de ambas repúblicas.
 
Hoy en Paraguay la oligarquía terrateniente trabaja codo a codo con el gran capital agrario brasileño, que experimenta uno de sus momentos de mayor apogeo de su historia. Así, una de las causas por las cuales fue procesado en forma sumaria el presidente Lugo, fueron las protestas de los campesinos que están siendo despojados de sus tierras por capitalistas agrarios brasileños que operan en Paraguay. En Honduras pasó algo similar.

Estados Unidos no dudó nunca en apoyar las maniobras diplomáticas posteriores al golpes apostando a la ruptura de los órdenes constitucionales, legítimos y con el franco destino de fracturar el bloque del Sur. De manera aún más rápida que en Honduras, en el caso de Paraguay los gobiernos latinoamericanos rechazaron la arremetida de EE.UU. De una vez, los latinoamericanos convocaron las instancias políticas de la región como UNASUR, CELAC y el MERCOSUR. Gobiernos de derecha como México, Chile y Panamá condenaron el golpe. Se dio la hipócrita situación de que hasta Honduras rechazó al nuevo gobierno. La mayoría retiró sus embajadores de Asunción, encabezados por los países del ALBA.

Paraguay y Honduras se diferencian radicalmente de los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, que también fueron objeto de golpes planeados en EE.UU. Los cinco países tenían en común que sus gobiernos progresistas no tenían raíces en organizaciones con largas trayectorias. Sin embargo, los tres últimos movilizaron con rapidez el apoyo popular que les permitió dar el contra-golpe en el momento necesario.

En 2010 Wikileaks ya señalaba como EE.UU. y el vicepresidente Franco conspiraban para derrocar a Lugo. Según un informe de la Embajada de EE.UU. en Asunción había interés de algunos políticos en acortar el gobierno de Lugo. "Persisten los rumores de que el ex general golpista Lino Oviedo, el ex presidente Nicanor Duarte Frutos, y /o el vicepresidente Federico Franco, continúan buscando formas de reducir el plazo de Lugo", informaba el cable filtrado por WikiLeaks. Apuntaban a un plan para “aprovechar cualquier error cometido por Lugo” (palabras textuales), someterlo a “un juicio político en el Congreso” y sustituirlo por su vicepresidente, el liberal Federico Franco. Es decir, exactamente lo que ha ocurrido.
 
Por su parte, los medios de comunicación del país, encabezados por el poderoso diario ABC Color, criminalizaron a los campesinos y responsabilizaron de los hechos al presidente Fernando Lugo por su respuesta tibia y una supuesta connivencia con los ocupantes de tierras. Se realizó contra él un juicio político en el parlamento, con cargos tales como “haber permitido la violación del derecho de propiedad y el odio entre clases sociales por la invasión de tierras”. Luego fue destituido.

En Paraguay el 80% de las tierras están en manos de un 2% de propietarios, y el 98% de los medios de comunicación son privados comerciales.
 
El diario de más tirada e influencia del país, ABC Color, fue fundado durante la dictadura de Stroessner por Aldo Zucolillo –su director, principal accionista y actual dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)-. El diario es parte del Grupo Zucolillo, socio a su vez de Cargill, una de las transnacionales agroindustriales más importantes. Este dato es muy importante para entender los acontecimientos. (Ver nota “Monsanto golpea en Paraguay” en esta edición de Contracultural).

La televisión pública paraguaya, inaugurada en mayo del 2011, ha sido, junto a los medios comunitarios, protagonista de la resistencia al golpe de estado parlamentario. El gobierno de facto llegó a cortar incluso la señal de la televisión pública el día 24 de junio, mientras ésta transmitía las protestas en la calle. Posteriormente, ha realizado cambios en la dirección del canal para ejercer un control gubernamental directo sobre el medio.
 
Por otro lado, mientras se realizaba el juicio político contra Lugo, diputados paraguayos se reunían con militares de Estados Unidos, para negociar la instalación de una base militar norteamericana en el país. Paraguay tiene una enorme importancia geoestratégica para EE.UU., al ser limítrofe con Bolivia, Brasil y Argentina.

El control estadounidense sobre Paraguay conforma un factor clave para la hegemonía regional que tiene como meta clave frenar el creciente peso en los asuntos mundiales de Brasil, país integrante del así llamado grupo BRIC junto a Rusia, China y la India.

Brasil recientemente descubrió enormes reservas petrolíferas cerca de sus costas atlánticas, lo que la llevó a mejorar y reforzar sus fuerzas navales y aéreas, especialmente desde que EE.UU. reactivara la Cuarta Flota del Atlántico Sur, originalmente creada durante la Segunda Guerra Mundial, desactivada en 1953, y reflotada bajo el gobierno de George W. Bush.

Ello significa que la creciente alianza de Brasil con Rusia, China y la India necesita despejar buenas rutas a través del Pacífico, alejadas del Océano Atlántico bajo el dominio de la OTAN. El control político y militar norteamericano sobre Paraguay decididamente actuará como una barrera contra esa necesidad brasileña, y conforma un paso preliminar en los planes estadounidenses de erigir un bloque comercial con países aliados en Latinoamérica, notablemente México, Panamá con su Canal, Colombia, Perú, Chile y, ahora, Paraguay.

En 1973 los golpistas chilenos montaron un espectáculo en el Congreso previo al bombardeo del Palacio presidencial y asesinato del presidente Allende. En 2009 los militares sacaron de Honduras en piyamas a Zelaya y después lo destituyeron en el Congreso. En Paraguay, EE.UU. y la oligarquía amarraron todos los cabos y fueron directamente al Congreso.
 
Según los diputados, los delitos de Lugo eran que le “permitió” a los partidos de izquierda reunirse en una base militar. Además, “permitió” a 3.000 campesinos sin tierra invadir un campo de soja, propiedad de una empresa brasileña. Los diputados también lo acusaron de no capturar a varios miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo. Por último, fue condenado en un juicio sumario por firmar un protocolo internacional sin la aprobación del Congreso.

La suerte de Lugo ya estaba echada desde su asunción. Quizás lo reprochable al presidente destituido haya sido no poner el cuerpo, el coraje suficiente para que el golpe no sea tan sencillo. Zelaya mostró agallas y el pueblo, a tres años del golpe, lo sigue apoyando. Incluso su esposa, Xiomara Castro de Zelaya se presentará como candidata presidencial demostrando que pueden hacer golpes de estado, desestabilizar, matar a opositores, pero cuando el pueblo se organiza no se lo quiebra. Veremos ahora cómo reaccionan los países de la región, que si bien suspendieron a Paraguay de los foros internacionales, casualmente no cortaron lazos comerciales. A menos de un mes del fatídico golpe de estado en Paraguay, ya casi nadie lo recuerda.

Esta en nosotros no olvidar.
  

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