9 de abril de 2012

El enemigo interno

ARGENTINA: EL EXTRAÑO CASO DE UN GOBIERNO QUE SE BUSCA SOLO LOS PROBLEMAS

Los primeros meses de los dos gobiernos de Cristina Fernández han sido difíciles. Sin embargo en ambos casos las dificultades no han provenido ni provienen de factores incontrolables, ni de opositores aguerridos ni de “enemigos” del país: fueron y son el fruto de decisiones de la propia Presidenta. ¿Qué lleva a Cristina Fernández a crear conflictos allí donde no los había?

Por Marcelo R. Pereyra


SENTIMIENTOS ARMAMENTISTAS

En marzo de 2008, a sólo tres meses de su primera asunción, la Presidenta Cristina Fernández decidió implementar la tristemente célebre resolución 125 que disponía un sustancial incremento a las retenciones a la exportación de cereales. Se recordará que aquella medida desató lo que un diario llamó “la guerra gaucha”, aquella movilización de organizaciones empresariales agropecuarias que durante cuatro meses “combatió” con fiereza la decisión gubernamental. Fernández perdió la última y decisiva “batalla” del “conflicto con el campo” cuando su vicepresidente, el inefable Julio Cobos, votó en contra en el Senado, aunque aquel revés le permitió encontrar un nuevo “enemigo” hacia el cual dirigir sus “cañonazos”: el grupo Clarín. De esta otra “guerra” no puede decirse, hasta el momento, que la Presidenta haya salido triunfadora, pues en lo material el multimedios no se ha visto seriamente perjudicado por toda la gruesa “munición” que le disparó el gobierno, que incluye la ley de Servicios Audiovisuales. Presentada por el gobierno y sus acólitos como una ley revolucionaria que transformaría radicalmente la radiodifusión argentina, a tres años de su sanción la tele y la radio son las mismas de siempre: no hay “nuevas voces”, no hay “pluralidad informativa”. Lo que sí hay de nuevo es la conformación de una cadena de medios paraoficiales que tiene como función principal pegarle palos a todo aquel que ose criticar al gobierno. La victoria de Fernández en todo caso ha sido más bien simbólica porque, sin que haya sido su expresa intención, generó y genera un constante debate acerca de la relación entre los medios de comunicación y el poder político.


PLATA O MIERDA

En el presente, apenas disipada la euforia por su reelección, Fernández también afronta aprietos varios. La necesidad de “hacer caja” para poder seguir pagando la ilegal deuda externa, y/o para poder seguir premiando y castigando económicamente a amigos y enemigos, llevó al gobierno a tomar polémicas medidas. Así por ejemplo se anuncio la quita de los subsidios a los servicios públicos, aunque luego la decisión quedó congelada cuando desde el gobierno advirtieron que por su impopularidad generaría más perjuicios que beneficios. Para colmo, la llamada “tragedia” en la estación de trenes de Once vino a poner en cuestión toda la política de subsidios a los transportes públicos implementada por el kirchnerismo, donde ya es sabido desde hace tiempo que hay empresarios amigos que saltan de contentos. Entonces se decidió lo de poder meter mano libremente en las reservas que atesora el Banco Central.

Paralelamente se implementó un plan para restringir las importaciones y estimular las exportaciones para poder equilibrar el déficit de la balanza comercial y así recaudar más derechos de exportación. Lo de las importaciones ha sido llevado a tales extremos que ha provocado disgustos en los gobiernos del Mercosur y de otras regiones del mundo, pero también empieza a generar problemas internos. Un ejecutivo de una empresa estadounidense de software y hardware le comentó a Contracultural que hace meses que no se les permite ingresar una sola notebook al país. Tampoco pueden importar repuestos para mantener en funcionamiento los sistemas operativos de sus grandes clientes (bancos, empresas de telefonía), lo que podría acarrear la caída de algunos de esos sistemas en las próximas semanas. Y agregó que cuando plantearon esta crítica situación en la Secretaría de Comercio se les indicó que deberían comenzar a fabricar sus productos y repuestos en el país. A la empresa le pareció razonable y se contactó con un fabricante radicado en Ushuaia, pero éste le manifestó que ya no tenía capacidad para fabricar nuevos equipos y que el gobierno sólo lo autorizaba a ampliarla si exportaba parte de su producción. Pero por la restricción argentina en las importaciones nadie en el exterior le quiere comprar. Desde este punto de vista parece haberse originado un círculo cerrado y vicioso.

En cuanto a estimular las exportaciones, la única alternativa concreta ha sido el viaje a Angola del secretario de Comercio junto con un numeroso grupo de empresarios. Uno de ellos relató a Contracultural divertidas anécdotas de esta particular aventura, pero no tuvo mucho más para decir: poco y nada sacó en limpio de ese viaje, pues ni él ni ninguno de sus colegas volvió con una promesa concreta de poder hacer negocios en el futuro inmediato con el país africano.

Fuera de estos avatares en el ámbito de le economía, es evidente que en el plano sociopolítico el gobierno tiene un enfoque distinto. Hay quienes hablan de “endurecimiento”, otros le dicen “derechización”. Ambos términos son discutibles, lo que no son discutibles son los hechos: ahora se acusa a los docentes que reclaman por su salario de ser unos vagos que tienen tres meses de vacaciones; ahora se acusa a los piquetereos que reclaman por planes de asistencia y trabajo de ser extorsionadores; ahora la Gendarmería espía a dirigentes gremiales y estudiantiles de izquierda; ahora se ha sancionado una ley “antiterrorista” con la finalidad de criminalizar la protesta. Y también ahora, como antes, no se le pone un límite a la actividad represiva criminal de las fuerzas de “seguridad”.


PATRIA O MUERTE

En lo específicamente político las operaciones gubernamentales tienen por estos días dos víctimas y dos escenarios principales. Las víctimas son el Lord Mayor de Buenos Aires y el jefe de la CGT. Los escenarios son YPF y Malvinas. A Macri le tiraron los subtes de la ciudad por la cabeza, pero sin los subsidios porque, como ya se dijo, esa platita se reserva para otra cosa. El alcalde, que tiene mucho de ingenuo, primero se entusiasmó, dijo a todo que sí y firmó un acta que terminó siendo una trampa de la que no sabe cómo salir. Pide a gritos una entrevista con la Presidenta, pero ella está ocupada en otras cosas como por ejemplo intentar destronar a don Hugo Moyano, la segunda víctima, que ayer era un fiel aliado y hoy –por razones que aún se tratan de establecer- es un archienemigo.

Otro que antes era amigo de la Casa Rosada K y ahora dejo de serlo es Enrique Eskenazi, el vicepresidente de YPF. De pronto, después de muchos años de ser el socio de la petrolera española Repsol gracias a la mediación de Néstor Kirchner, se descubrió que la empresa no explora ni produce como debería ser y entonces algunos de los muchachos más revoltosos del gobierno están amenazando con su reestatización. El brote nacionalista se vio reforzado con la recordación de los treinta años del intento de recuperación de las Malvinas. La ocasión fue propicia para que la Presidenta reflotara un discurso patriotero y arcaico con el que quiso colocarse como primera defensora de los derechos argentinos sobre esas islas. Si bien no hizo más que lanzarles un par de brulotes verbales a los ingleses, la cuestión no deja de ser delicada porque nunca falta ningún estúpido ansioso, o interesado, por empezar a tirar tiros.

En todos los casos, estas operaciones no están dándole buenos resultados positivos a la Presidenta. Más bien lo contrario. La disputa con Macri, que por momentos tiene ribetes tragicómicos, los perjudica a los dos: ambos están perdiendo credibilidad entre aquellos usuarios del subte que no están decididamente alineados ni con la una ni con el otro, y que lo único que quieren es viajar tranquilos, confortables y seguros. Ni qué decir del resto de los habitantes de la Argentina a los que les parece que hay cosas mucho más importantes para discutir. Peleándose con Moyano la Presidenta trata de colocar en la CGT un cacique que le sea incondicional, especialmente por si los nubarrones de la situación económica se transforman en tormentas y aumenta la conflictividad gremial. Pero por otro lado, al enfrentarse con don Hugo se arriesga a transformarlo en el principal líder de la oposición, quien además conserva intacta su capacidad de movilización de masas. El ataque sobre YPF, junto con el cierre casi total de las importaciones, sólo ha conseguido despertar el mal humor de gobiernos amigos y de los otros que negocian con la Argentina. Por ahora, este mal humor sólo se ha evidenciado en declaraciones y amenazas. Tampoco las bravatas sobre Malvinas han caído bien, sobre todo en EE. UU. e Inglaterra. Aunque la reivindicación por las islas es justa, los modos empleados no han sido los mejores para intentar abrir una negociación bajo la tutela de las Naciones Unidas.

Lo interesante es que todas las iniciativas –atacar a Macri y a Moyano, meterse con YPF y sobreactuar la recordación de lo sucedido en Malvinas- tienen como único origen el mismo gobierno. Si, como aquí se sostiene, son más negativas que positivas esto es exclusiva culpa de la Presidenta que fue quien las ideó y puso en práctica. La pregunta es por qué creó frentes de confrontación donde no los había: ¿Mala información? ¿Soberbia? ¿Errores políticos? ¿O simplemente un modo particular de gestionar el poder?

Quizás en los próximos meses estas preguntas encuentren su respuesta, pero muchas veces da la sensación que el peor enemigo del gobierno es él mismo.


http://www.contracultural.com.ar/

Para recibir el Boletín Contracultural:

contracultural-subscribe@gruposyahoo.com.ar



No hay comentarios: