7 de septiembre de 2011

Llegamos





10 AÑOS DE COMUNICACIÓN ALTERNATIVA Y 10 AÑOS EN LA HISTORIA DE UN PAÍS

Hace diez años Contracultural nació como un gesto de rebeldía frente a la imposibilidad de ejercer el derecho a informar libremente. La nota principal de la primera edición hacía pública una fuerte denuncia por corrupción contra el entonces presidente De la Rúa. Nota que habíamos ofrecido previamente a varios medios de comunicación que se negaron a publicarla para no desgraciarse -¡ah, el poder de la publicidad oficial!- con un gobierno que se venía desbarrancando desde las sospechas de coimas en el Senado -para aprobar la ley laboral-, y con la posterior renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez. Con mucho esfuerzo, con vacilaciones, a veces con alegría y otras con apatía, mantuvimos vivo ese gesto rebelde durante todo este tiempo porque aprendimos que el mejor periodismo es el que se autogestiona. Sólo entendemos una forma de informar: rigor, seriedad, pasión y libertad absoluta. No respondemos a presiones de ningún tipo, ni a intereses políticos; no dependemos ni de avisadores ni de patrones. De lo único de lo que no somos independientes es de nuestras ideas.

Por Marcelo R. Pereyra


NO ME TOQUES MI DINERO

En aquel septiembre de 2001, al poco tiempo de haber subido el primer número de la revista, se produjeron los ataques a las torres gemelas y la realidad nos demostró que el camino no sería fácil: que si queríamos perdurar como medio de comunicación tendríamos que ir más allá de gritar nuestras opiniones: tendríamos dar cuenta con rigor y seriedad de muchos y muy complejos temas. En la Argentina, los desaciertos y las promesas no cumplidas del gobierno de la Alianza fogoneaban un creciente y generalizado malestar. Después de diez años de menemismo las expectativas eran muchas y los resultados concretos muy pocos. Y en octubre la sociedad castigó con el voto bronca a todo el sistema político. El mensaje fue muy claro, pero De la Rúa lo ignoró: el 1º de diciembre su ministro de Economía llamado de apuro, el inefable Mingo Cavallo, anunció la medida de gobierno más impopular desde el Rodrigazo de 1975: el corralito. Y así, al producirse las épicas jornadas del 19 y 20 diciembre de 2001, nos enfrentamos al desafío de tener que contar e interpretar el movimiento social que se había gestado, sin caer en el falso triunfalismo ni en el escepticismo derrotista.

Pero fue imposible no dejarse llevar por el entusiasmo que se veía en muchos, por las ganas de hacer cosas nuevas, por las nuevas formas de organización –como las marchas a la Plaza de Mayo, las asambleas barriales-. Momento también de proliferación de nuevos medios alternativos: todos teníamos ganas de decir cosas en ese instante de la historia que parecía refundar al país, pero…


TIEMPO DE REVANCHA

…pero así como hay víboras a las que se les corta la cabeza y siguen vivas, el sistema tradicional de partidos políticos logró regenerase y asentó a Eduardo Duhalde en el poder. El Grupo Clarín agradecido, porque pudo zafar de la quiebra gracias a la Ley de Industrias Culturales que impulsó el duhaldismo. Seis meses después, cuando la policía asesinó a Darío y Maxi, el Grupo le devolvió el favor a Duhalde con la violencia de la mentira de aquel siniestro titular “La crisis causó 2 nuevas muertes”.

Pese a todo, la ebullición social seguía viva. En septiembre de 2002, en el marco del Foro social Mundial que se realizó en Buenos Aires, organizamos junto a otros compañeros una mesa sobre conflicto social y medios, y participamos de otra sobre medios alternativos. Unos días más tarde nos adherimos al Foro de Medios Alternativos, que estaba dando sus primeros pasos.

Y en eso llegó 2003 con la cobarde invasión terrorista a Irak, expresión suprema de la política yanqui del “gran garrote”. Un mes después, frente a nuestras elecciones nacionales, llamamos a no votar al menos malo. Ganó Néstor Kirchner y al principio parecía abrirse una etapa auspiciosa, pero cuando todavía estaba en plena vigencia la primavera K nos ganamos alguna que otra antipatía porque, aunque nos emocionamos con los actos en el Colegio Militar y en la ESMA, no nos tragamos el sapo “progresista” y denunciamos que el gobierno de Kirchner no era un jardín de rosas. Y esa línea crítica, que muchos no soportan y/o no comprenden, la hemos mantenido hasta ahora.

Por ese entonces Contracultural era más conocida y empezamos a ser invitados a dar charlas en distintas actividades y participamos en mesas de debate en ámbitos académicos sobre medios de comunicación. Gracias a internet, el periodismo alternativo crecía a pasos agigantados y ponía en cuestión las formas tradicionales de informar. Por otra parte, junto con la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, organizamos un ciclo de documentales sobre movimientos sociales latinoamericanos. Chávez, Lula y Morales sonaban como algo distinto y mejor.


PAZ, PAN Y TRABAJO

Marzo de 2004 trajo el horror de los atentados del 11 de marzo en Madrid, y como humanistas abogamos por la necesidad de ponerse en contra de cualquier terrorismo, de cualquier guerra, porque no es cierto que la verdad sea la primera víctima en los conflictos bélicos: las primeras y únicas víctimas son los seres humanos. Y frente al asesinato de Axel Blumberg y la agudización de la retórica y de las políticas de la mano dura frente a la “inseguridad” señalamos:

“Políticos, gobierno, instituciones y medios han logrado instalar la idea de que la única inseguridad es la de la violencia delictiva callejera, con lo cual expresamente todos han operado para invisibilizar otras inseguridades innombradas: la de no tener un trabajo y una vida dignos, la de no tener aseguradas la educación y la salud, la de sufrir discriminación por la edad, el sexo o la etnia. Esa otra inseguridad que es la de no saber cuál será el futuro cuando a toda costa se quiere sepultar el oprobio de un pasado dictatorial con leyes e indultos. La inseguridad de no saber cuál será el destino de un país engañado permanentemente por las más falsas promesas electorales. La inseguridad de los que no saben cuándo van a volver a comer. La inseguridad de los niños que mendigan en las calles. La inseguridad de los adolescentes abandonados a su suerte en los locutorios, donde son absorbidos por el delirio de unas máquinas que premian por matar; hasta que un día, uno de ellos, en Carmen de Patagones, cansado de girar en el vacío, decidió gatillar un arma de verdad contra sus compañeros de colegio”.

Al cumplirse los dos primeros años del gobierno de Kirchner se hizo evidente el descontento de algunos gremios por la situación salarial. Pero eran reclamos aislados, motorizados por comisiones internas afines con partidos de izquierda. La simpática burocracia sindical, con Hugo Moyano a la cabeza, ya había puesto su espada al servicio del kirchnerismo y se empeñaba en abortar el nacimiento de cualquier conflicto. En octubre de 2005 el gobierno resultó legitimado en las urnas. Con ese resultado tomó una de las medidas más reveladoras de su verdadero carácter: la cancelación anticipada de la deuda con el FMI. En diciembre de ese año muy pocos recordamos el aniversario de la gesta gloriosa de 2001. Era evidente que su impronta se había desmaterializado. Entonces escribimos no sin cierto dolor:

“Desde un principio quedó claro que las turbulencias sociales de esos días no tenían una clara y fuerte definición ideológica. Nada de eso, sino que, fugazmente, todas las clases sociales compartieron cuitas, distintas cuitas, quizás por primera vez en la historia del país. Todos tenían algo que reclamar: los de abajo por el hambre, los de arriba por sus fondos encarcelados; los más politizados estaban en la clase media, si bien es cierto que a algunos de sus integrantes también los perjudicó el corralito, su reclamo era el más moral, el más ético de todos. No es casual que de los clasemedieros porteños haya salido el “que se vayan todos”. Se habían hartado de un gobierno que habían votado para que se llevara muy lejos los males del menemismo que ellos mismos habían votado en los 90. (…) He aquí la debilidad original de aquel maravilloso movimiento de protesta que permite comprender mejor su ulterior fracaso: faltó saber qué era lo que se quería más allá del rechazo unánime a los políticos, es decir faltó un proyecto unificador. (…) La alianza de clases fue efímera, la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola” nunca se plasmó en un programa de lucha común, no pasó del gesto simbólico de ofrecerles un vaso de agua a los participantes de una marcha piquetera. Y no hubo plan de lucha común porque las reivindicaciones eran distintas. Más allá del hartazgo de la política, los ahorristas querían recuperar su dinero, los desocupados trabajar y los pobres comer”.


VIENTO DE COLA

Kirchner supo aprovechar la principal ventaja que le dieron las circunstancias. Durante su mandato los países productores de materias primas atravesaron una etapa floreciente. Los precios internacionales de los productos que provee la tierra aumentaron notablemente gracias a una demanda sostenida que encabezaron China e India. Pero lo que Kirchner no supo o no quiso hacer fue repartir con equidad los beneficios de los años de las vacas gordas. Y como los pobres siempre quieren comer, y los pasajeros de los medios públicos siempre quieren viajar bien, en 2005 tuvimos que dar cuenta de los focos de insurrección que se produjeron en Las Heras, Santa Cruz, -con los obreros petroleros- y en Haedo, provincia de Buenos Aires, con los pasajeros del tren. Como es habitual, las autoridades atribuyeron esos actos de protesta a infiltrados e intereses políticos. También apareció el problema de Botnia y como defensores del medio ambiente apoyamos con firmeza el reclamo de los ciudadanos de Gualeguaychú. En el contexto latinoamericano prestamos especial atención a los procesos políticos de Venezuela, Ecuador y Bolivia.


TIEMPOS POSMODERNOS

Para 2006 había tomado ímpetu en internet el fenómeno de los blogs. Ahora cualquiera podía crear su espacio para decir lo que quería decir. Contracultural sintió el impacto: hasta ese momento habíamos recibido numerosas colaboraciones de cerca de un centenar de personas de Argentina y de otros países. Gracias a ellos habíamos incorporado a nuestra agenda temas y conflictos sociales invisibilizados. Si nos habíamos caracterizado por publicar solo trabajos originales y por no reproducir notas de otros medios, la nueva realidad técnica nos obligó a modificar esa estrategia. En 2006 desaparecieron a Julio López por segunda vez. Nunca fue encontrado, lo mismo que el pibe Luciano Arruga. Reiteradas veces nos ocupamos de denunciar la violencia institucional del gatillo fácil y la represión indiscriminada.

2007 fue el año del recambio presidencial-matrimonial. Pese a las vastas expectativas de cambios que podría producir el gobierno de Cristina Fernández, advertimos tempranamente que su política sería similar a la de su marido. Y aunque era casi obvio que así fuera, no nos equivocamos. En 2008 frente al conflicto por la resolución 125, sobre las retenciones a las exportaciones de granos, defendimos la posibilidad de disentir tanto con el gobierno como con las entidades patronales del campo. Opinamos además que en el enfrentamiento habían quedado olvidados los productores pequeños, los campesinos de los pueblos originarios y los trabajadores rurales. Una posición similar sostuvimos en el posterior conflicto gobierno-Clarín, pues juzgamos que era falsa la dicotomía entre ambos actores y que se podía disentir total o parcialmente con ambos. En la discusión por la ley de medios destacamos que era bueno derribar la ley de la dictadura, pero no dejamos de señalar la intencionalidad política del gobierno enmarcada en el conflicto señalado. Puntualizamos además que incorporar más voces al espectro de medios no siempre implica que sean voces distintas. Es decir, que frente a la hegemonía del discurso único son necesarios discursos que sean alternativos y alterativos, y estos discursos no estaban garantizados por la nueva ley de medios. Nos han dado la razón, entre varios hechos, las recientes resoluciones 685 y 686 de la AFSCA (ex COMFER) sobre el sistema de licencias para televisión digital, que hacen imposible que un medio alternativo pueda acceder a dicho sistema.

En 2010, dos muertes separadas por apenas una semana impactaron al país: el asesinato del militante Mariano Ferreira, a manos de una patota del ferroviario José Pedraza, y el fallecimiento de Néstor Kirchner.

En fin, llegamos a septiembre de 2011. El mes que viene habrá elecciones, ganará Cristina Fernández y las cosas seguirán más o menos como hasta ahora, salvo que la crisis financiera internacional se agrave hasta el punto de hacer descender marcadamente el precio de las materias primas. Habrá que ver entonces qué repercusión puede haber en los países productores. Mientras tanto, Contracultural seguirá en la web. Porque siempre hay algo nuevo para decir, siempre hay algo oculto que revelar, siempre hay otra forma de ver las cosas, y sobre todo, porque siempre hay sentidos que alterar en esa cultura hegemónica a la que empezamos a molestar hace diez años.


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