HUGO CHÁVEZ FUE SOMETIDO A DOS INTERVENCIONES QUIRURGICAS POR UN CÁNCER Convulsión interna y mundial por la internación en Cuba del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. La actitud del gobierno de Chávez frente a la arremetida de los opositores. Reflexiones sobre cómo continuará el líder de la revolución y su responsabilidad como figura del proceso bolivariano.
Por Marcelo J. Levy
Ya está pasando. Y si tomamos en cuenta a los médicos, ya pasó. Hugo Chávez se restablece. El sistema político venezolano ha mostrado una fortaleza sorprendente incluso para sus propios protagonistas. Los días de incertidumbre permitieron observar cómo se movieron, dentro y fuera de Venezuela, los factores favorables y adversos a la revolución. La figura del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se sabe, encarna al proceso político revolucionario. Es la cara visible de los cambios llevados adelante en la última era y representa un bastión fundamental de la unidad latinoamericana.
Así y todo, la revolución bolivariana durante estos días de incertidumbre generalizada, se desempeñó de manera impecable, dando cuenta de lo granítico de la conducción, cuadros probados en estos duros años y nuevos militantes con apenas meses en sus cargos. La enfermedad reveló la existencia de un equipo dirigente articulado en todos los planos y, en lo fundamental, eficiente. No se manifestaron pugnas intestinas, en un momento proclive para la desestabilización.
“Yo estaba advertido de los grandes riesgos. Había advertido a todo el Gobierno, a mi Vicepresidente. Ante cualquier resultado adverso todo estaba previsto, todo estaba listo”, dijo el Presidente Chávez.
Ni por un minuto habrá espacio para que la oposición contrarrevolucionaria, empeñada en apoyarse en la enfermedad de Chávez para desestabilizar el gobierno, pueda intentar adueñarse de la iniciativa política. No lo hubo en las semanas previas, durante las cuales, pese a los temores de las mayorías, continuó desplegándose la labor de gobierno en todos sus planos.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, destacó estos días que ya ha superado la primera fase de recuperación tras la operación de la lesión cancerígena. Durante la visita y saludo a los cadetes en la Academia Militar, ubicada en Caracas, el Jefe de Estado aseguró que está cumpliendo cabalmente las órdenes que le da su equipo médico para seguir avanzando en las demás fases de la recuperación.
El presidente ha tenido un gran susto. Y Latinoamérica también. Como no hay mal que por bien no venga, esta situación ha alertado a Chávez con relación a como esta estructurando el poder del proceso revolucionario. Si bien como hemos dicho, la gestión se mantuvo sin fisuras, la figura del líder carismático es difícil de suplantar y por suerte, su recuperación y la vuelta a Venezuela calmó los ánimos de los chavistas y de los eternos golpistas que ya estaban elucubrando la manera de tomar el poder, como siempre lo hacen, por la fuerza. Su estancia y recuperación en Cuba no fueron azarosas: además de depositar su salud en el sistema revolucionario cubano, Chávez tuvo un baño de realidad. El cuerpo hay que cuidarlo y la responsabilidad asumida y que en él se deposita no puede dar lugar a este tipo de errores. Cuba ha sido un ejemplo de esto. La transición del poder en la Isla, casi de manera imperceptible, aseguró la continuidad del gobierno, desalentó a la gusanera que seguía esperando la muerte de Fidel, y consolidó al gobierno en su totalidad. La aparición desde sus reflexiones del Comandante mantiene esa coherencia ideológica de la revolución cubana y ha permitido continuidades no-traumáticas.
Quizás esa sea una de las grandes enseñanzas para Chávez. Lejos de tener que dejar sus funciones con sus cortos 52 años, sí puede repensar la construcción del liderazgo del proceso. Bien sabemos que en Venezuela la horizontalidad del poder es una realidad a través del poder en los barrios, de la autonomía que ostentan. Ahora es tiempo de analizarlo en términos simbólicos para seguir consolidando este camino y no dar ni la más mínima posibilidad de fisura.
Adelante Hugo Chávez, Latinoamérica sigue a tu lado. ¡Salud!
Por Marcelo J. Levy
Ya está pasando. Y si tomamos en cuenta a los médicos, ya pasó. Hugo Chávez se restablece. El sistema político venezolano ha mostrado una fortaleza sorprendente incluso para sus propios protagonistas. Los días de incertidumbre permitieron observar cómo se movieron, dentro y fuera de Venezuela, los factores favorables y adversos a la revolución. La figura del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se sabe, encarna al proceso político revolucionario. Es la cara visible de los cambios llevados adelante en la última era y representa un bastión fundamental de la unidad latinoamericana.
Así y todo, la revolución bolivariana durante estos días de incertidumbre generalizada, se desempeñó de manera impecable, dando cuenta de lo granítico de la conducción, cuadros probados en estos duros años y nuevos militantes con apenas meses en sus cargos. La enfermedad reveló la existencia de un equipo dirigente articulado en todos los planos y, en lo fundamental, eficiente. No se manifestaron pugnas intestinas, en un momento proclive para la desestabilización.
“Yo estaba advertido de los grandes riesgos. Había advertido a todo el Gobierno, a mi Vicepresidente. Ante cualquier resultado adverso todo estaba previsto, todo estaba listo”, dijo el Presidente Chávez.
Ni por un minuto habrá espacio para que la oposición contrarrevolucionaria, empeñada en apoyarse en la enfermedad de Chávez para desestabilizar el gobierno, pueda intentar adueñarse de la iniciativa política. No lo hubo en las semanas previas, durante las cuales, pese a los temores de las mayorías, continuó desplegándose la labor de gobierno en todos sus planos.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, destacó estos días que ya ha superado la primera fase de recuperación tras la operación de la lesión cancerígena. Durante la visita y saludo a los cadetes en la Academia Militar, ubicada en Caracas, el Jefe de Estado aseguró que está cumpliendo cabalmente las órdenes que le da su equipo médico para seguir avanzando en las demás fases de la recuperación.
El presidente ha tenido un gran susto. Y Latinoamérica también. Como no hay mal que por bien no venga, esta situación ha alertado a Chávez con relación a como esta estructurando el poder del proceso revolucionario. Si bien como hemos dicho, la gestión se mantuvo sin fisuras, la figura del líder carismático es difícil de suplantar y por suerte, su recuperación y la vuelta a Venezuela calmó los ánimos de los chavistas y de los eternos golpistas que ya estaban elucubrando la manera de tomar el poder, como siempre lo hacen, por la fuerza. Su estancia y recuperación en Cuba no fueron azarosas: además de depositar su salud en el sistema revolucionario cubano, Chávez tuvo un baño de realidad. El cuerpo hay que cuidarlo y la responsabilidad asumida y que en él se deposita no puede dar lugar a este tipo de errores. Cuba ha sido un ejemplo de esto. La transición del poder en la Isla, casi de manera imperceptible, aseguró la continuidad del gobierno, desalentó a la gusanera que seguía esperando la muerte de Fidel, y consolidó al gobierno en su totalidad. La aparición desde sus reflexiones del Comandante mantiene esa coherencia ideológica de la revolución cubana y ha permitido continuidades no-traumáticas.
Quizás esa sea una de las grandes enseñanzas para Chávez. Lejos de tener que dejar sus funciones con sus cortos 52 años, sí puede repensar la construcción del liderazgo del proceso. Bien sabemos que en Venezuela la horizontalidad del poder es una realidad a través del poder en los barrios, de la autonomía que ostentan. Ahora es tiempo de analizarlo en términos simbólicos para seguir consolidando este camino y no dar ni la más mínima posibilidad de fisura.
Adelante Hugo Chávez, Latinoamérica sigue a tu lado. ¡Salud!
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