8 de julio de 2010

Historia de dos ciudades (primera parte)

BARILOCHE: EXCLUSIÓN SOCIAL, REPRESIÓN POLICIAL Y TRES MUERTES

¿Cómo entender lo que pasó el 17 y 18 de junio pasado en Bariloche, cuando un chico de 15 años fue asesinado por un policía, y luego dos más murieron en la represión de la marcha que se organizó para protestar por la muerte del primero? ¿Fue un exceso policial o un escalón más de una escalada represiva? ¿Es una casualidad que los tres muertos pertenezcan a los sectores menos favorecidos de la sociedad barilochense? ¿Ha sido eficaz la justicia para investigar y sancionar a los responsables? ¿Qué papel han desempeñado las autoridades políticas locales y nacionales: han repudiado los homicidios, han respaldado el accionar policial, han callado? ¿En este sentido, tiene algo que ver el hecho de que el gobernador de Río Negro sea aliado del gobierno central? ¿Por qué estos acontecimientos tuvieron relativa presencia en la prensa de Buenos Aires? ¿Por qué no se han escuchado voces de repudio entre los organismos de DDHH más reconocidos?

Por Marcelo R. Pereyra


VIDAS PARALELAS

Érase una vez una ciudad enclavada en un hermoso paraje del sur de la Argentina, rodeada de bosques, lagos y montañas nevadas. La ciudad siempre se consideró a sí misma como “la Suiza argentina” y atrajo a numerosos ciudadanos de origen suizo, alemán y austriaco, que vieron en ella un remedo de los paisajes alpinos. Las bellezas naturales y la nieve resultaron excelentes atractivos para fomentar el turismo nacional e internacional, la ciudad fue creciendo y haciéndose cada vez más conocida, se construyeron rústicas cabañas y distinguidos hoteles para albergar a los turistas. Pronto, los hoteleros y los comerciantes en general comenzaron a ganar mucha plata.

Al principio la ciudad se bastó con sus pocos habitantes originales, pero a medida que se fue expandiendo la hotelería y todo lo relacionado con la industria del turismo, comenzaron a llegar gentes de todas partes buscando trabajo, estas personas no descendían de los europeizados habitantes primigenios de la ciudad –hasta había incluso entre ellas aborígenes de la zona e inmigrantes de países fronterizos-, pero se hizo necesario aceptarlas porque alguien tenía que hacer el trabajo de limpiar, cocinar, cortar el pasto, y todo lo necesario para atender a los turistas, tanta gente llegó buscando un empleo que la ciudad se convirtió en la más poblada de la provincia, los gobernantes no supieron muy bien qué hacer con tantos nuevos pobladores, en la ciudad no podían estar porque la ciudad no era de ellos: era de sus fundadores y descendientes y de los turistas, entonces las autoridades ubicaron a los nuevos pobladores en zonas apartadas, situadas en la parte alta de los alrededores de la ciudad, pero no se preocuparon mucho por construirles casa decentes, escuelas, calles con pavimento, redes de gas y otros servicios en los que las autoridades no consideraron necesario gastar plata a pesar de que los barrios pobres eran cada vez más grandes y con más gente, tanto que se puede decir que se formó una nueva ciudad, aunque muy distinta de la hermosa ciudad rodeada de lagos, bosques y montañas nevadas.

Los nuevos habitantes siempre esperaban vivir mejor porque muchos pasaban frío en sus viviendas precarias -porque allí en invierno llueve y nieva mucho- y algunos también pasaban hambre, porque no había trabajo para todos y porque los sueldos no alcanzaban, pero por suerte cada vez que había elecciones los políticos visitaban los nuevos barrios –que crecían más y más- llevando bolsones de comida y promesas de un futuro mejor, pero los bolsones se terminaban rápido y las promesas nunca se concretaban, entonces en los nuevos barrios apareció la violencia, pues sus pobladores se cansaron de sufrir hambre y frío, de caminar en el barro, de no tener escuela para los chicos ni sala de primeros auxilios para curarse, ni trabajo para comprar leña o ropa de abrigo, y algunos salieron a robar, primero en los barrios pobres, pero también bajaron a la ciudad, a la parte linda, porque allí sí había gente con plata a la que poder robarle, y la gente con plata empezó a tenerles miedo, primero a los que robaban, pero después le empezaron a tener miedo a todos los que eran de los barrios altos, es decir a los que no eran blancos como ellos y tenían aspecto de pobres, y los hoteleros y los comerciantes en general comenzaron a tener miedo de que con tanto robo se les arruinara el negocio del turismo y dejaran de ganar toda la plata que ganaban, y urgieron a las autoridades para que solucionaran el problema, y las autoridades decidieron que lo mejor no era darles trabajo y un buen sueldo a los de los barrios pobres sino poner más policía con más armas para que controlara que los de los barrios pobres no bajaran a la parte linda de la ciudad, entonces una noche que hacía mucho frío y caía nevisca a un policía le pareció que unos chicos de los barrios pobres estaban robando, y corrió a uno de ellos y cuando lo alcanzó le disparó por la espalada y lo mató, al día siguiente los vecinos y los amigos fueron a protestar frente a la comisaría del barrio, la policía se enojó y les disparó, y murieron dos jóvenes más.

Mientras tanto, los de la ciudad linda ahora están contentos porque sigue habiendo mucho turismo, y porque pronto celebrarán el día de las “comunidades extranjeras” en el que desfilan con sus ropas típicas orgullosos descendientes de suizos, austriacos y alemanes, pero, por alguna razón, no desfilan ni los chilenos ni los bolivianos de los barrios altos donde viven los pobres.

(Fin de la primera parte)




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