1 de noviembre de 2009

Macri encarna el creciente avance hacia una sociedad cada vez más individualista

SEGURIDAD Y CALLES LIMPIAS DE POBRES Y PIQUETEROS SON LAS PRIORIDADES DEL GOBIERNO PORTEÑO

Patotas oficiales para “limpiar” de indigentes al espacio público, escuchas telefónicas ilegales, y la conformación de la nueva Policía Metropolitana para barrer con la delincuencia y las protestas callejeras son las prioridades del gobierno porteño… y el reflejo de una sociedad cada vez más individualista.

Por Hernán L. Giardini

Dime en qué gastas y te diré quién eres

Para conocer el modelo de ciudad que pretende el Jefe de Gobierno porteño (y que anhela trasladar a todo el país a partir de 2011), basta con mirar en qué se gasta la plata.

A pesar de que está culminando el año, hay varios ítems importantes cuyos presupuestos asignados están lejos de ejecutarse: en obras escolares sólo se ejecutó el 36% del presupuesto asignado; en educación sexual un ínfimo 3%; en al área de salud (infraestructura y equipamiento) el 24%; en el Instituto para la Vivienda el 37%; en el Instituto Espacio para la Memoria únicamente el 3%; y en Subtes apenas el 16%.

Por el contrario, al tercer trimestre, el gobierno de Macri sobreejecutó partidas que expresan claramente su visión superficial de la ciudad y de la gestión: mientras en publicidad y propaganda se ejecutó el 114%, en pavimentos y veredas se gastó el 140%.

Para colmo, en el Presupuesto 2010 disminuyen notoriamente las partidas para salud, vivienda, educación y planes sociales. Mientras se duplican los fondos en reparación de veredas, se reducen los fondos de becas escolares.

Como si fuera poco, el gobierno de Macri decidió eliminar por completo el presupuesto que tenía asignado para la construcción de hogares para personas de la tercera edad y lo trasladó a veredas y pavimentos.

Y claro, gran parte del presupuesto está destinado al tema “seguridad”, que según las encuestas es el principal problema que aqueja a los “vecinos”.


La patota del espacio “público”

Mediante el violento accionar de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) el gobierno de Macri atiende el reclamo de “los vecinos” por una ciudad “más limpia” (léase sin cartoneros, vagabundos, villeros, negros, etc.).

La Defensoría del Pueblo de la Ciudad, la Defensoría General de la Nación, y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) acreditaron 14 denuncias que indican que esta unidad desaloja con violencia a personas que viven y duermen en las calles porteñas.

"El patrón de actuación de esta unidad es siempre el mismo: salen por la noche, con vehículos y personal sin identificación, no labran actas como corresponde a un organismo público, y tratan a las personas como si fueran cosas", afirma Andrea Pochak, directora adjunta del CELS.

Uno de los casos denunciados corresponde a una mujer de 30 años que, embarazada y junto a cinco chicos, fue golpeada por agentes de la UCEP el 10 de octubre pasado, en la calle Pasco al 1200.

Entre los documentos a los que accedió recientemente la justicia porteña se encuentra un informe de la UCEP realizado en julio donde describe los “ratios de eficiencia” de su particular accionar. En pocas líneas resume que la unidad realiza entre 15 y 20 operativos semanales y que cuenta con un 80% de eficiencia en la “recuperación del espacio público”.

Los documentos confirman las denuncias que en las últimas semanas se hicieron contra esta especie de patota oficial que sigue operando en horas de la madrugada, la mayoría de las veces contra “asentamientos de indigentes”, y contiene un informe en el que se resaltan los “grandes hitos” realizados por el organismo y se proyectan objetivos para lograr mayor “eficiencia”. También se admite que las víctimas de los desalojos suelen ser familias enteras: desde enero y hasta septiembre de 2009 la UCEP realizó 444 procedimientos, de los cuales sólo nueve no fueron contra indigentes.

Está claro que de lo que se trata es de “limpiar” a las calles de Buenos Aires de pobres, tirándolos del otro lado de la Avenida General Paz. Para eso primero les ofrecen algo de dinero y, si no se van, los sacan a los golpes.

Espiando al enemigo

Sergio Burstein, familiar de una de las víctimas del atentado contra la AMIA, recibió un llamado que le advirtió que su teléfono estaba "pinchado" por orden del ex comisario Jorge "Fino" Palacios.
Casualmente, o no tanto, Palacios fue el primer jefe designado de la futura Policía Metropolitana, que debió renunciar al cargo luego de las críticas recibidas por su actuación en la investigación del atentado contra la AMIA.

El espía Ciro James, que había trabajado para Palacios en la Policía Federal y estaba a punto de entrar en la Policía Metropolitana, fue procesado por la intervención del celular de Burstein.

Para completar, el escándalo de las escuchas ilegales se metió en el corazón de la familia Macri: un cuñado del Jefe de Gobierno denunció haber sufrido en 2008 la intervención de su teléfono en medio de una disputa familiar bajo la misma operatoria que el ex policía vinculado a Palacios utilizó para las pinchaduras por la causa AMIA.
Néstor Daniel Leonardo, marido de Sandra Cristina Macri, hermana del Jefe de Gobierno, declaró ante el juez federal Norberto Oyarbide ser víctima de la pinchadura de su teléfono por una decisión acordada entre Franco Macri y su hijo. A ellos atribuye la violación a sus líneas por oponerse al matrimonio con Sandra.


Sálvese quien pueda

Sabiendo que la “seguridad” es una de las prioridades de los porteños, Macri apuesta todas sus fichas (y recursos) a conformar lo antes posible su nueva Policía Metropolitana para “limpiar” la ciudad de ladrones y piqueteros.

Para conformar la nueva fuerza los dos modelos de seguridad que más analizó Macri fueron el de Nueva York, donde se utiliza la saturación de efectivos en las calles, y el de Londres, que tiene cámaras de vigilancia por todos lados para prevenir el delito en los lugares menos pensados (modalidad conocida como "Gran Hermano").

Lo cierto es que la idea de Macri es que la Policía Metropolitana tome cosas de ambos modelos: impulsará la colocación de cámaras en plazas y en lugares de transporte público y las integrará a través de un software para que llegar rápidamente a la zona de emergencia, se comprarán patrulleros de última tecnología con GPS, cada policía tendrá su uniforme, su equipo de comunicación y sus armas, y se intentará que la mayoría de las esquinas cuente con su policía fijo.

Lo más importante es que los policías, según se especula en los despachos del Ministerio de Seguridad, tendrán el aval político para actuar. "No hablamos de mano dura ni de tolerancia cero, pero tampoco habrá mucha tolerancia. Al policía no se le va a faltar el respeto", cuentan quienes trabajaron en el plan.

Pero lo que más preocupa de todo esto es que gran parte de la sociedad acompaña este proceso.

Esto se ve claramente cuando la queja por llegar tarde a casa o al trabajo solapa la solidaridad con los trabajadores del transporte que están de paro. O cuando los trabajadores desocupados deciden cortar una calle en reclamo por trabajo o por planes sociales que los ayuden a sobrevivir y por esto son vistos como enemigos.

Lamentablemente son muchos los que creen que “el derecho del otro termina cuando empieza el mío”, cuando en realidad deberían entender que si el otro no está bien, uno tampoco va a poder estarlo; y que cuanto más desigual resulte la sociedad, más conflictiva se pondrá.

En definitiva, Macri tan solo encarna el creciente avance hacia una sociedad cada vez más individualista.




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